El dolor provocado por la migraña puede tener un impacto devastador en la calidad de vida de quienes la padecen. En ocasiones pueden resultar debilitantes y provocar síntomas tan variados como cefalea, náuseas o sensibilidad a la luz y/o al sonido. Sin embargo, si se toman ciertas precauciones es posible manejarlos y reducir la frecuencia de su aparición. A continuación, detallamos algunas recomendaciones para abordar la migraña de la mejor manera posible: 1. Conocer los desencadenantes más comunes: si se logra identificar qué factores amplifican las chances de padecer migraña será mucho más fácil evitarlas. Para esto, los especialistas recomiendan llevar un registro para ayudar a detectar patrones y determinar qué situaciones podrían desencadenar el dolor. Estos pueden variar de persona a persona pero algunos muy comunes incluyen la ingesta de ciertos alimentos, el estrés, los cambios hormonales o la exposición prolongada a luces brillantes. 2. Prestar atención a la alimentación: este punto se relaciona con el anterior. Está comprobado que ciertos alimentos y bebidas, como los que contienen altos niveles de tiramina (entre ellos los quesos curados o los embutidos), el chocolate, el alcohol y los alimentos ultraprocesados, pueden favorecer la aparición de migrañas. 3. Aprender a manejar el Estrés: los nervios y las situaciones que provocan ansiedad pueden desencadenar la aparición de migrañas. Por eso, la práctica de técnicas de manejo del estrés como la meditación, el yoga o la respiración profunda, podrían ayudar a reducir la frecuencia y la intensidad de los episodios. 4. Procurar un buen descanso: mantener un patrón regular del sueño es esencial para la prevención de las migrañas. Los expertos recomiendan dormir al menos 8 horas diarias y asegurarse de crear un ambiente propicio para el descanso, con una temperatura templada y sin fuentes de luz que interrumpan el sueño. 5. Consultar con un médico: es importante que quienes experimentan migrañas de forma regular visiten a un especialista para realizar un diagnóstico y elaborar un tratamiento personalizado que podría incluir medicamentos, cambios en el estilo de vida y terapias complementarias.